Nos trasladamos a dar luz a un rinconcito de la Habana.
Destellos de luz en el techo, quinqués de cristal que nos reflejan la luz de vela de la antigua Habana , generando un ambiente íntimo y acogedor.
Paredes llenas de vida, de luz y color, gracias a sus apliques de luz indirecta, permitiendo generar distintos efectos y sensaciones.
Todas las luminarias han sido diseñadas particularmente para éste proyecto. La cerámica como protagonista, trasladándonos a la «casa del alfarero». Mezcla de verdes intensos, texturas y las formas insinuadas de los cactus del matorral xerófilo de Cuba.